lunes, 2 de noviembre de 2009

Sólo arom, por atarme nanto,
entergo mi diva en tus namos,
Mi puerco y mi lama llanos
Con lavor distuespo tanco:

“arodarte he con sapión”

Nunca sám in ego ni ranóz,
Nunca más munnados sim sedeos
seré ateo a dioses jelanos…anejos;
de ti será mi dreco, Diosa de mi coranóz…

domingo, 1 de noviembre de 2009

La ventana


Me sentí sofocado entre las mantas de la cama. En la ciudad de México la temperatura puede bajar bastante en invierno, exagere al ponerme tanto cobertor, decidí quitarme lo que tenía, y al mismo tiempo tomar mi chaqueta azul. Recorrí el pasillo hacia la sala, tomé los cigarrillos de la mesa, y salí al balcón. Mire el reloj a través de la ventana, era media madrugada, el frio calaba mis huesos. Sin embargo, no me gusta el aroma de cigarro en la casa.

Al terminar mi cigarro, quise abrir la ventana del balcón. Me quedé pasmado, mi corazón latía, sentía que el estomago quería explotar, quería correr; sin embargo, no lo podía hacer, no tenía sentido. Me encontraba en el décimo piso, tenía la vista del valle de México, pero nadie me veía, nadie me escuchaba. Una persona estaba sentada en mi sala, no podía verle la cara, pero sabía que sonreía. Lego, mi gato, maullaba sin parar, como si hablara.

No pasaron cinco segundos desde que vi la sombra, cuando decidí abrir la ventana del balcón, no la podía abrir. Mis manos sudaban, y mis venas salteaban; se abrió la ventana, la persona desapareció. Lego bufaba, nunca lo había hecho antes, lo trate de agarrar y salió corriendo. La ventana del balcón se cerró, alguien lo había hecho. Me quede estupefacto hacia el sillón donde estaba esa persona, de repente vi pasar una sombra en el espejo. Salí corriendo a mi cuarto.

Nunca me había sentido de la misma manera, nunca había tenido miedo de algo desconocido. Entre en mi cama, me enrosque en las mantas, miraba incesante a la pequeña ventana de mi cuarto, tenía miedo de asomarme y ver algo, tenía miedo de que alguien tocara a la puerta. Tome la iniciativa de hablar a seguridad del edificio, el interfon estaba en la cocina, y tenía que salir de mi cuarto. Agarre mi celular, y empecé hablar con nadie, sólo quería que supiera que no estaba solo. Lego, me vio, con sus ojos me dijo: no lo hagas, vete

No era la primera vez que me pasaba algo similar, era la tercera vez que me cambiaba de apartamento, él me seguía. Tenía miedo, siempre huía de él, no quería saber lo que era, o quién era. Estaba harto, pensé que había sido mala suerte venir a la ciudad. Tenía que hacer algo, pero no podría hacerlo ese día, tome a lego, y ríos lo lleve a la cama.

Varios años atrás fui con Rogelio a que nos leyeran el tarot, había hecho cosas diferentes, como prender luces, rezar, divagar por las noches antes de llegar a casa. Es en una casona del centro histórico, donde la gente te mira con recelo, donde tienes miedo de llegar, y terror de que no puedas salir.

-¿Por qué tardaste tanto Ernesto?

-Se acuerda de mi señor, fue hace tanto tiempo.

-No me olvido nunca de nadie, y menos de una premonición que vi.

-Tenía miedo de regresar, cuando vine con Rogelio usted vaticinó el accidente, nos levantábamos en las noches pensando en si seria verdad, hasta que sucedió.

-Lo siento mucho Ernesto, pero si veo la muerte lo tengo que decir, no puedo callar.

-Señor, siento que lo veo por las noches, siento que me culpa por el accidente, yo lo amaba, ahora tengo miedo.

-Lo sé, me habla en los sueños, sabía que vendrías. Habla con él, cuando tu gato maullé como si hablara es el momento.

-¿cómo sabe de mi gato?

-¿Lego?, vino a verme, está preocupado por ti, no tengas miedo Ernesto. Yo le dije, que te viera a los ojos, y bufara, que así te acordarías de mi.

Salí más confundido de lo que llegué, tome la decisión que esta noche sería, hablaría con él, resolvería el problema. No podía esperar más, había sufrido demasiado, cuando algo pasa se rompe todo lo que se había logrado.

Pasaron seis meses, y no podía tener contactó, no sabía cuando pasaría. Me levantaba a las tres cuarenta y cinco, a la hora que le veía. Fumaba el cigarro en el balcón, cerraba a la puerta, y miraba al espejo. Parecía que Lego también lo esperaba, me miraba. Esa noche empecé a llorar, no aguantaba más, tenía miedo de que fuera Rogelio, ¿qué harías tú?, no podía correr.

Al entrar vi una sombra ene l espejo, rápido voltee, y vi a Rogelio sentado, viéndome y sonriendo. Lego maullaba, entendía lo que me decía, de repente le hable a la sombra que ahora tenía rostro.

-¿Por qué Rogelio?

-Tenía miedo Ernesto, no sabía cómo hablarte, sabes que la noche me da miedo, te extraño.

-¿Quieres caminar?, tenemos la mejor vista del valle de México, siempre soñamos con vivir aquí.

-Lo sé, Ernesto, tengo miedo. Tenemos que platicar.

Tenía puesta mi chaqueta azul, era mi favorita me la había comprado en nuestro viaje a Nueva York. Rogelio traía una chamarra negra, y una bufanda de cuadros. Tomamos el auto, y bajamos al valle de México, lo que había comenzado en una caminata, ahora se convertía en un viaje.

-¿Crees que Lego hizo que nos encontráramos?

-Si Rogelio, él lo logro.

Llegamos al cementerio de bosques, bajamos del auto y caminamos en la poca neblina que había. Rogelio estaba llorando, me beso, y me pidió perdón. Es tú sepulcro Ernesto, tus padres decidieron que algún día podamos estar juntos. Siento mucho lo del accidente.

miércoles, 21 de octubre de 2009

CUIDADO CON EL PERRO!

me mordió ... =(

jueves, 15 de octubre de 2009

eNCuENTRo

Tu recuerdo asalta mi mente...
mi mente vuela a tu encuentro...
encuentro dulcemente con la magia de tus besos...

martes, 13 de octubre de 2009

mia Princesa

Mia Princesa,
mia hermosa,
mia bonita,
mia belleza infinita.

Mia la rosa
que en ti habita,
mio el deseo,
mio el amor.

Mio el beso,
mio tu sabor,
dulce adherezo,
rojos tus labios...
piedad corazón...

lunes, 12 de octubre de 2009

Ábreme las entrañas amor


Ábrame las entrañas amor,

desgarra mi pecho y escrupula mi sangre,

no esconderé nada.

Qué tan herido está mi corazón???

sábado, 10 de octubre de 2009

DRAGÓN LOCANTE

Como rayospara en carapena
tu pecho latibundo truena.
Mioamor plenigracio en bellesura,
el alma corazona tu existencia,
canhuranes desesperanpura tu presencia...
y si malifernos verdugos nos apartasen
como licaverno dragón locante
esculpiría sobrefuego el infinito inhalarante,
esgrimirme con lorebandos atacantes
y luciferoso novofilo volvería.
Amor desesperante
espiritante esperaría inquietante...

Manicom

Luz ténue de una lámpara en la habitacióny tu mirada encendida.
La ventana abierta recibe la brisa de la noche
y tú... acostada desnuda a lo largo de las sábanas
percibes el aroma de mi cuerpo
perdido en el éxtasis violento de la entrega,
urgido de besos que recorran por tu vientre,
con tus manos confundidas en mi espalda
y tus piernas enrraizadas a mis piernas.
El manicomio cuerdo de tu sexo se funde
en la fantasía suprema de mi excitación.
Deseo amarte nuevamente con locura...

viernes, 9 de octubre de 2009

LO SABÍAS

Lo sabías...
sabías que volvería a suceder...
no pudiste contenerte
y muchas lágrimas derramaste nuevamente...
la amas,
la amas tanto que la soportas,
sólo por eso la soportas...
porque la ves en tus sueños,
sueños que ahora te hacen sentir estúpido...
como un ridículo te dejó parado en medio de la acera,
mientras su imagen difusa se perdía,
alejándose,en medio de las luces ténues de los faros,
entre la obscuridad de la noche y el sonido de la lluvia...
en un taxi se fue...
ya no sabes si la humedad en tu cara es por tu llanto
o por las gotas de lluvia que te bañan el rostro...
se confunden...
pareces serio,
con la mirada fija en ese punto que poco a poco se está yendo y dobla en una esquina,
para no volver a verla... más...
pero en realidad estás a punto de derrumbarte
y es que ya no queda razón,
no entiendes nada,
quisieras correr tras ella,
alcanzarla y sujetarla con fuerza,
para que no escape,para que nunca se marche,
porque no entiendes que las cosas son así...
no hay luna que te socorra,
ni estrellas que te consuelen,
no quedan ilusiones
como las que encontrabas en sueños...
nada...
regresas...
estás solo,
tú solo... conmigo...
yo quedé roto y tú...
destruído...
porque ella volvió a hacerlo...
otra vez volvió a herirte...

Fragmento..

Estas palabras me las dijeron una vez, y me gustaron mucho... Es una manera de explicar algunas situaciones de la vida.

Somos humo, tan denso y espeso que momentaneamente
lo puedes tocar,sentir y tener
pero no lo puedes retener.

miércoles, 7 de octubre de 2009

LOS VIAJES ILUSTRAN

Decidí quedarme en el D.F. y dejar pasar la oportunidad de ir a Francia. Bueno yo suponía que esa había sido la mejor decisión. Ahora, viendolo en perspectiva no sabría decir exactamente si lo fue. Por una parte el quedarme aquí me permitió conocer a Oliver, pero por otra conocí a Adrián a quien quise tanto y padecí más. Creo que es tiempo de contar algo de esa relación.
Mi amiga Cristina es de las pocas personas que puedo decir que realmente admiro. Sofisticada, culta, guapa, con un gran estilo para vestir y para desenvolverse en público; no por nada pone a sus pies a cualquier hombre que sea de su agrado. Amén de eso, es de las personas más nobles que conozco, me apoya, aconseja, y ha sido mi confidente desde que llegué a esta ciudad. A ella la conocí un día que decidí cultivarme comprando un libro que promocionaban en un programa de radio. Fui al centro a una de tantas librerías y sí tenían varias copias del libro pues era la sensación del momento para los intelectuales.
Mientras me decidía en comprarlo me puse a ver los demás títulos y leía las reseñas más interesantes. Conforme paseaba en la zona de los discos compactos terminé al lado de una muchacha muy simpática que parecía indecisa entre un disco de Angelique Kidjo o uno de Baaba Mall. Yo me acerqué interesado en ambas elecciones y le dije que si por mi fuera mel levaría los dos. Ella volteó a verme y se quedo mirandome fijamente, entrecerró los ojos y volvió a mirar los discos indecisa. ¿Es lo que tú harías?, me dijo. Sí, claro, respondí. Bueno es lo que tu harías, pero la verdad no pedí tu opinión, me dijo mientras veía los discos. Yo solo pfrecí disculpas y me aleje un poco. Espera, alcanzó a llamarme. Y yo volteé preguntando que necesitaba. Me dijo que la disculpara, que a veces decía lo primero que se le ocurría. Luego me contó que realmente los discos no eran para ella, sino que eran para regalarlo a un amigo.
Simpre he visto el mundo de la música ligado al ambiente de la moda y siempre he tratado de seguir las tendencias de lo que es correcto usar viendo a los diferentes cantantes y sus maneras de expresar su estilos. También siempre ha sido mi sueño grabar algo escrito y cantado por mi. Como he dicho parte de ese sueño logró cumplirse y fue gracias a la ayuda de mi amiga Cristina quien me apoyó. Al final decidió comprar los dos discos, uno era para ella y otro para su amigo. Me dijo que ese día no tenía planes por la tarde y me preguntó si yo podía acompañarla a comer. Le respondí que con gusto. Compré mi libro y fuimos a un restaurante en el centro histórico. Hablamos de música, de nuestros cantantes favoritos, claro también nos presentamos formalmente y comentamos algo sobre nosotros, edades, pasatiempos, a qué nos dedicábamos, etc. Teníamos gustos parecidos y eso nos agradaba pues nuestra plática podía extenderse lo suficiente.
Mientras comíamos ella se dió cuenta que yo coqueteaba con el mesero con la mirada. Ella se acercó desde el otro lado de la mesa en el que estaba y me dijo muy despacito, es muy lindo, ¿quieres que le pregunte su nombre? Yo le contesté que sí. El mesero se acercó y ella le dijo que estaba muy guapo y que ambos, tanto ella y yo pensabamos así. El mesero dijo su nombre y me ofreció una sonrisa y me guiñó el ojo. Ella sonreía y me dió una patadita bajo la mesa. Yo le dije que me parécía geninal su forma de ser, que no le daba pena hablarle a las personas y que lo hacía de una manera sincera y despreocupada. Ella me dijo que se había acostumbrado a tratar con personas pues le había tocado viajar a lugares donde no c onocía el idioma y tenía que esforzarse por comunicarse de alguna manera. También me dijo que sus diferentes gustos tanto musicales como de todo tipo los había ido puliendo conforme viajaba y aprendía cosas nuevas. Los viajes iluestran, me comentó luego de de contarme algunos de ellos.
Terminamos de comer y el mesero, cuyo nombre era Carlos, y yo intercambiamos números telefónicos para salir el siguiente fin de semana, o si se podía antes mejor. Mientras caminábamos ella me pidió que la acompañara esa noche a una cena de cumpleaños que tenía que asistir y por eso había comprado el disco. Acepté de buena gana, ella me había parecido encantadora y quería tener una buena amiga en el D.F. Ella parecía la indicada y nos despedimos por el momento para irnos a cambiar y vernos por la noche para asistir a la cena. Ella pasaría por mí, así que le dí mi dirección. Unas horas más tarde ella me estaba marcando para que bajara y nos fueramos. Yo había decidido usar una playera que acababa de comprar unos días antes y un sombrero negro que combinaba perfectamente. Ella me vió y me dijo que me veía muy guapo, que seguro ligaba esa noche, yo le contesté que ella lucía esplendida y que si fuera heterosexual le pedía matrimonio en ese momento, ella sólo rió.
Llegamos a un bar en Polanco y nos aproximamos a una mesa donde había un grupo de chavos platicándo y riéndose. Ella llegó saludando muy efusivamente a todos y todos la abrazaban como si ella fuera la cumpleañera, al menos era el alma de la fiesta por lo que podía ver. Mientras ella saludaba me iba presentando con los comensales y todos me decían sus nombres y yo apretaba manos y daba besos. Felicitamos al cumpleañero, y yo logré comprarle esa tarde de regalo un juego de plumas muy bonito. El nombre del cumpleañero era Adrián. Nos sentamos y estuvimos platicando con todos ellos y reíamos mucho. Fue una buena noche. Cristina y yo la pasamos muy bien y decidimos que hacíamos buena compañía y de ahora en adelante seríamos amigos. Por el momento yo sólo conocí a sus amigos y dos de ellos me dieron sus números para ponernos en contacto algún día que salieramos en grupo. Adrián sólo agradeció que hubiera estado ahí en su cumpleaños y que sin conocerle le hubiera dado un regalo. Yo le dije que me la había pasado muy bien y que esperaba verlo pronto. Nos despedimos y Cristina me llevó a mi casa. Fue un día algo cansado así que dormí profundamente.
Al día siguiente Cristina me despertó llamandome por teléfono y diciendome que tenía una noticia para mí. Le pregunté cuál era la noticia. Me dijo que alguien se había interesado mucho en mí el día anterior y quería verme por la tarde. Alguién quería tener una cita conmigo. La verdad me sorprendió y ´tuve que rogarle unos minutos para que me dijera quien era. Cuando me dijo el nombre, era el que menos me esperaba. Era Adrián. Él le comentó a Cristina que desde que llegué le había llamado la atención y que toda la noche trataba de hacer contacto visual conmigo, pero que parecía que yo no estaba interesado. Así que quería que ella intercediera por él. Lo único que pude decir es que la verdad no tenía idea de que le hubiese gustado, y por lo común po ngo mucha atención en eso, yo suponía que Adrián le sonreía a todos porque era su cumpleaños y estaba feliz no porque sentía una atracción especial hacia mi. Acepté tener la cita con él y decidí levantarme para pensar que ponerme. Luego de unas horas de decidir entre mi guardarropa y de arreglarme lo suficiente partí a Coyoacan donde se había acordado que nos veríamos.
Adrián me estaba esperando y cuando me vió sonrió y se acercó a abrazarme y decir que le daba gusto que hubiese aceptado. Yo le contesté que también me daba gusto verlo y que era lindo de su parte el invitarme a salir. Caminamos y dimos vuelta por el centro de Coyoacan y estuvimos comiendo, tomando café, nos sentamos a platicar y se nos fue el tiempo hablando, tanto que empezó a oscurecer. Al final me dijo que si ya me quería ir y le dije que sí. Yo te llevo, me respondió. Yo asentí y partimos de ahí. Mientras caminabamos al estacionamiento donde había dejado su carro le pregunté cómo había conocido a Cristina. Me contó que la había conocido en un viaje a España, el estaba ahí de trabajo y ella estaba con su novio que la había llevado porque ella quería conocer el país. Yo sonreí, y pensé que eso era algo que ella comunmente hacía. Era cierto que era bueno viajar y los viajes ilustraban, sobre todo cuando alguien te paga el viaje. Algún día tú irás conmigo a Europa, yo lo sé, me dijo Adrián mientras subíamos a su carro, el sonreía confiado, yo sólo pude disimular una sonrisa. Sí, los viajes ilustran.
RAN

NO SIN MIS ZAPATOS

A veces me pregunto si entre dos hombres puede existir más drama que en una pareja heterosexual. Siempre he considerado que las mujeres son más listas que los hombres y una que otra amiga me ha contado como manipula y seduce a sus novios. En el caso de dos hombres la tensíon es diferente, yo opino que es más salvaje e instintivo, tal vez sea por la gran carga de testosterona que existe en el ambiente. Algo es cierto, una vez que se logran superar los pleitos que nacen del orgullo y la necedad se establece un diálogo mucho más honesto y sincero y se establece un compromiso mucho más sólido.
Ya ha pasado algo más de un mes desde que empecé a salir con Oliver y ha sido la mejor relación en la que he estado hasta ahora. Se preocupa mucho por mi y a pesar de que pasamos horas hablando ninguno se ha aburrido de escuchar al otro. Unos días antes de que cumplieramos el mes me acompañó a comprar un celular para reponer el que me habían robado y también aproveché a comprar unos zapatos que me gustaron mucho, eran costosos pero creo valían la pena, además pensaba usarlos para celebrar nuestros 30 días juntos. Le comenté que me gustaría preparar una cena ese día y el aceptó. Cayó en sábado y yo me levanté temprano para ir a comprar lo que necesitaría para preparar la cena. Mientras hacía las compras me llegó un mensaje de texto al celular. Hola, oye necesito pedirte un favor, ¿estás ocupado?, ¿te puedo hablar? Soy Adrián. En ese momento pensé que había sido un tonto al poner mi número en el MSN, ahora mi nuevo amigo y exnovio me podía localizar en cualquier lugar, desde el día en que habiamos ido a cenar el se dedicaba constantemente a mandarme correos para quedar alguna noche y salir en una cena de parejas, la verdad yo no tenía muchas ganas de establecer una gran amistad con él y su novio.
Decidí contestarle con otro mensaje. ¿Qué necesitas? ¿Estás bien?. Luego de unos cinco minutos llegó la respuesta. Amor, puedo hablarte para decirte bien y ver si me puede ayudar. ¿Amor?. El acostumbraba a decirme así cuando eramos novios, pero ahora sólo eramos amigos, la verdad creí que sólo lo hacía por molestar asi que le conteste. Como quieras, yo estoy haciendo compras, decía mi mensaje. El me llamó y me comentó que a su novio lo iban a promover en la empresa donde trabajaba y que harían una cena de gala para hacer entrega del nuevo puesto, a mi me pareció de lo más aburrido y cursi, pero por suerte no tenía nada que ver conmigo hasta que me pidió encarecidamente que lo acompañara a conseguir su traje para esa noche. Él siempre había admitido que yo cuidaba mucho mi guardaropa y que tenía muy buen gusto para vestir y que en el tiempo que yo había estado con él había logrado escoger mejor su atuendo, pero creía que para esta ocasión necesitaria mi ayuda para escoger el traje adecuado. Luego de hacerme de rogar le dije que lo acompañaría pero tenía que pedir permiso a Oliver. Pensaba que tal vez él tenía algo preparado para el Domingo. Nos despedimos por teléfono y yo terminé de hacer las compras para la cena.
Me fui a mi casa a cambiar, me puse mis zapatos nuevos, me arreglé lo suficientemente bien y salí hacia el departamento de mi novio. Cuando llegué él ya estaba arreglado y se veía muy apuesto como si fueramos a salir a un lujoso restaurante, de pronto pensé que hubiera sido genial ir a comer fuera así podría presumirlo, pero ya había comprado las cosas. Me dijo si necesitaba ayuda y yo le dije que me podía ayudar colocando la mesa antes de servir la cena. Estuvimos platicando mientras yo cocinaba, y de tanto estar parado decidí quitarme mis zapatos nuevos y ponerme sus pantuflas que eran mas cómodas, también dejé mi celular en el sofá y se me olvido que lo había puesto ahí. Estaba hirviendo unas verduras que usaría como guarnición cuando los reclamos comenzaron.....
Oliver se había ido a sentar al sofá y vi que jugaba con algo, de pronto vi que se levantó, se dirigió al refrigerador y se sirvió un vaso con agua. Luego de beber un poco se me quedó viendo y muy serio y con una voz entre enojado y afligido me pregunto si lo estaba engañando. Yo sólo abrí la olla donde se hervían las verduras mientras pensaba cómo era posible que me preguntara eso y en que momento se le ocurrio entre estar sentado en el sofá y servirse un vaso con agua. De pronto sacó mi celular de su bolsillo y me empezó a leer el mensaje de Adrián. Recalcó la palabra Amor. Empezó a preguntarme si aún lo veía, que si yo lo estaba engañando a él y Adrián a su novio, que cómo era posible y porqué le hacía eso. Que el me amaba y que no me creía capaz de hacer algo así. Yo le respondí que no era lo que el creía, que él sólo quería que yo lo acompañara el Domingo para ir a escoger un traje para la cena a la que iban a asistir él y su novio y que se me había olvidado comentarle. Pero, ¿porqué amor?, ¿tú sigues siendo su amor?. Le dije que yo no sabía porqué el seguía diciendome así y que suponía que aún me tenía cariño. Él no lo aceptaba.
Yo le decía que estaba exagerando y que eso le pasba por revisar cosas privadas, que no tenía porque espiar en mis mensajes pues podría pasar que el malinterpretaría alguno de esos textos. Le dije que tenía que haber cierto respeto de la privacidad. Él sacó su celular y lo puso frente a mi. Toma, revisa el mio, yo no te oculto nada y no existe nada mio que tu no puedas tener, no tengo nada que ocultarte. Yo le dije que no era necesario, que yo confiaba en él y que respetaba sus cosas. Le dije que mejor me regresara mi celular y olvidaramos todo, que si le molestaba tanto que cancelaría lo de Adrián. El seguía enojado y se quedó ahí con mi celular en la mano, yo le dije que si no me lo iba a dar se lo quitaría ytraté de arrebatarselo. El levantó la mano y me evadía para que no se lo quitara. No em decía nada, no sabía si seguía enojado y sólo se burlaba de mi, pero me estaba sacando de quicio. Vamso ya damelo, me estás haciendo enojar y no quiero enojarme contigo. Él ya no decía nada y parecía que disfrutaba el pensar que le suplicaba por mi celular. Me enoje y forcejee con él para quitarle el celular, agarre su muñeca con mis dos manos y se la aprete fuertemente, estuvimos forcejeando y el solto el celular pero salió volando y cayó justamente en la olla que había dejado abierta de las verduras.
Yo sólo me quede viendo la olla, me acerqué, apagué la estufa y llevé la olla al fregadero para tirar el agua caliente y poder tomar el celular, mi celular nuevo que apenas tenía unos días de uso. Me volteé hacia él y me le quedé viendo. Pude ver en su rostro que estaba apenado y que ya no estaba enojado. Yo quería decirle muchas cosas pero no podía, sentía las palabras atoradas en la garganta y no sabía si era por coraje o por verlo ahí parado con cara de arrepentido, su cara se veía tan linda que me impedía decirle algo. De pronto vi que una lágrima escurrió por su mejilla y masculló un lo siento, dió media vuelta y se fue a su reacámara. Yo me quedé ahí viendo lo que había hecho de cena y sólo suspiré y fui tras él.
Me quedé viendolo en la entrada de su alcoba, él estaba acostado en posición fetal viendo hacia la pared, me daba la espalda. De pronto escuché que sollozaba y me dijo que no sabía que le había pasado, que lo disculpara por perder el control y comportarse como un tonto y que me compraría un celular nuevo. Yo no sabía que decir, la verdad yo también me comporté como tonto y no supe manejar la situación, además el pleito parecia de niños chiquitos. Se volteó y me dio la cara, tenía los ojos rojos y me dijo que no quería perderme y que por eso se puso celoso, porque no tenía mucho de haberme encontrado y se le hacía impensable el que yo lo dejara y se quedara sólo de nuevo.
Su rostro parecía el de un niño que ha sido regañado, se veía hermoso de esa manera y yo no sabpia que decir y no podía moverme, me había quedado sembrado ahí en la puerta. Pensé que debía guardar las cosas que usé para cocinar, no sé porque en ese momento me ponía a pensar en la comida pero supongo que lo sentía como mi responsabilidad. No me dejes, me dijo mientras yo me giraba y extendió su mano hacia mi. Di un paso atrás, giré y fui hacia la cama, lo abracé y lo besé. No seas tonto, sólo iba a la cocina a guardar las cosas. Perdóname, perdóname por no decirte lo de Adrián, pero creeme yo ya no tengo nada que ver con él, la verdad ya no quiero volverlo a ver pero el insistió. Perdóname mi amor, fue lo que le dije. ¿No me vas a dejar?, me preguntó. Yo reí. Ni loco te dejo, además cómo crees que me voy a ir, y le señalé hacia mis pies para que viera sus pantuflas que yo traía puestas. Claro que no me voy, no sin mi zapatos, entonces le sonreí. Y el me sonrió. Nos besamos y nos quedamos abrazados hasta que el me dijo, tengo hambre, ¿ya vamos a cenar?. Sí le respondí, te toca poner la mesa.
RAN

¿REFORMA O CAMPOS ELÍSEOS?

Luego de vivir algún tiempo en el D.F. uno se pregunta si realmente quiere seguir radicando aquí. La ciudad posee tantos contrastes que es dificil saber si uno la odia o la ama. Hace dos años me tuve que preguntar algo similar, si acaso ya había encontrado aquello que vine a buscar aca. Dejen les explico.
Llegué al D.F. pensando que en una ciudad tan grande que ofrece el anonimato podría desarrollar algunas de mis pasiones por la música y el arte, además también pensaba que entre tantos estilos de vida diferentes podría encontrar el amor que nunca encontré en la ciudad donde crecí. Bueno en la parte musical no me fue tan mal, algo que relataré después, pero en el amor que puedo decir. Hace dos años termine mis estudios de licenciatura y tenía la opción de irme al extranjero a estudiar una especialidad, para ser exactos a Francia. Sonaba tan tentador, como decir que no. Pero a mi algo me decía que tenía que negarme a ir. Era una sensación tan interna, como si uno supiera que va a temblar y todos los sentidos se despertaran. Era intuición, la idea de que el amor llegaría aquí, sólo tenía que ser paciente y seguir viviendo en el D.F., además aún quedaba mucho por ver en esta gran ciudad.
No sabía que hacer, seguir mi instinto o dejarme seducir por la bella Francia. Mi amiga Cristina y mi amigo Nan prácticamente habían hecho mis maletas para que me fuera. Sabía que su intención era buena y que querían que me superara estudiando en otro país. Pero no me sentía listo para partir. Aún me sentía ligado a esta ciudad por alguna razón que desconocía. Ellos ya habían viajado y querían que mi percepción sobre algunas cosas cambiaran y despues de todo, los viajes ilustran. Yo escuchaba todas las opiniones pero ninguna era a favor de lo que yo sentía, bueno la verdad podía ser sólo miedo o necedad mía, lo admito. Pero fue la opinión de un desconocido lo que me hizo reafirmar mi decisión.... Sábado, otro fin de semana y Nan y yo decidimos ir a bailar, la zona rosa nos esperaba, algo más sucia que de costumbre porque unas horas antes había sido la marcha del orgullo gay y había plumas por doquier. Por suerte me pude comprar mi sombrero y mis alitas blancas. Desfilamos por la tarde y por la noche entramos a uno de tantos antros del lugar. Nan estaba muy animado esa noche y cómo no si estaba saliendo con un chavo de lo más lindo, me lo había presentado por la tarde y no paraban de darse besos. En esos días yo no tenía novio y la verdad no estaba de humor para ver muestras de afecto que no fueran hacia mi.
Bailamos y bailamos, hasta que algo me hizo detenerme, de pronto ya no quice bailar y Nan me preguntó lo que me pasaba. Le contesté que no era nada que sólo quería tomar algo de aire. El me conocía, y sabía muy bien de mis arranques de hermitaño aun en un antro lleno de chavos guapos. Le dije que saldría un momento y que pronto regresaría, que no se fuera sin mi. Me respondió que trataría de esperarme, pero la verdad le urgía estar sólo con su novio. Le dije que se fuera que yo iría después. El me guñó el ojo como diciendo: encontraste vertebrado con quien echar pata, ¿verdad?. Yo sólo negué con la cabeza.
Salí y me dirigí hacia un café que estaba en una esquina, vi el Ángel de la Independencia cruzando la calle, iluminado con las luces de la bandera de México, pues era septiembre. Miré mi reloj y eran las 3 de la mañana, caminé hacia el Ángel, crucé la calle y subi las escaleras. No había nadie. Me senté mirando en dirección a la Avenida Reforma y vi que también estaba iluminada. Me gustó esa imagen en la soledad. Y me preguntaba si realmente haría bien en quedarme en el D.F., realmente quería saber si encontraría lo que estaba buscando. No me había percatado, sin embargo, que sí había alguien ahí, sólo que había estado del otro lado. Sólo cuando estuvo eralmente cerca de mi es que alcé la mirada y vi que alguien se acercaba. Al principio pensé que debía salir de ahí pues era un hombre alto, tal vez unos 35 años, se veía robusto, iba con una chamarra negra y sus facciones eran de alguien serio. Cuando estaba por tomar la decisión de levantarme e irme me saludó. Buenos días, dijo. Hola, respondí. Me preguntó si no tenía frio y le dije que la verdad no, luego me comentó que me había visto cuando llegué pero que yo no lo vi, él se quedo viendo los edificios por un momento hasta que decidió caminar hacia donde estaba yo, sólo que no quería interrumpirme porque daba la impresión de que estaba triste. Tal vez había cortado con mi novio, sue lo que él me dijo. Nada más equivocado.
Alcé la mirada para verlo mejor, pues me había quedado viendo hacia Reforma mientras hablaba, él ya se había acercado mucho como para levantarme y salir corriendo. La verdad se veía más joven de lo que aparentaba desde lejos y era bastante atractivo. Le conté que había estado caminando toda la tarde, luego bailando y que me había cansado y que decidí un lugar para descansar que no estuviera lleno de gente. Es peligroso andar solo por aquí, alguien te puede hacer algo y luego no hay nadie cerca. Le dije que habían policias cerca pues la embajada de Estados Unidos estaba cruzando la calle. Es cierto, rió. Le pregunté que hacia él por esos lugares. Alguien debe esperarlo en casa, ¿no es así? El contestó que es soltero, que había terminado una relación muy larga con alguien algo más joven que él, tal vez de mi edad. Yo tengo 26, respondí. Él 25, me dijo.
Nos quedamos callados un rato mirando hacia la Avenida. Se ve limpia, fue lo que se me ocurrió decirle. Me empezó a contar que esa Avenida fue construida imitando la Avenida de los Campos Eliseos en Francia y me contó algo más pero ya no lo recuerdo. Al fin le dije que yo había escuchado tantas versiones de la historia de esa Avenida que ya no sabía ni cual creer. El soltó una carcajada y yo sonreí, algo inusual en mí. Me dijo que él alguna vez pensó ir a Francia y caminar por los Campos Eliseos, pero no se concretó su viaje y desde entonces ya no ha vuelto a pensar en ir, tanto trabajo impide hacer planes. Yo solo asentí con la cabeza. Ahora me conformo con caminar esta Avenida y pensar que no me pierdo de nada si no logro ir a Francia. La recorro por las noches de ida y vuelta y como en las noches todas las ciudades son iguales pues tal vez es verdad que no hay deferencia, terminó de decirme y realmente se rió. Yo también reí.
No dijimos nada por un rato hasta que me confesó que realmente le había gustado y quería saber mi nombre, yo se lo dije y el me dijo el suyo. Me invitó a tomar un café algún día. Claro que sí, respondí. Pero es de esas ocasiones en que uno sólo responde sí por cortesía, no le dí mi número ni mi correo y el tampoco me ofreció el suyo. Creo que sabíamos que no funcionaría. Se despidió cortesmente, y yo tambíen, le dije que me había gustado platicar con él y era cierto. Me había ayudado a tomar una desición. Él se fue y yo me quedé un rato mas ahí sentado. Luego me dio algo de frio. Me levanté y entonces caminé, caminé la Avenida Reforma de ida y de regreso, ya había visto Francia y por ahora no tenía porqué regresar.....
RAN

SONRISA PERFECTA

Bueno, lo de Oliver ha resultado bien.... por ahora. Si es cierto que los viernes me han traido buenos momentos, no ha sido igual en otros días. En el tiempo que llevo viviendo en esta ciudad he logrado establecer relaciones durareras y, bueno, también muchas han fallado. Ayer fui al dentista y me dijo que tenía que posiblemente tenga que usar frenos por algun tiempo. A mi no me gusta la idea, pero el doctor dice que es para que tenga una sonrisa perfecta. Ahhh!!!!, la sonrisa perfecta. Bueno eso me trajo el recuerdo de mis primero días en la ciudad.
Salí a la zona rosa con mi amigo Nan y fuimos a bailar a un antro que estaban inaugurando. El lugar estaba lleno y se nos había ocurrido llevar abrigos, grave error, nos asabamos como pollos. Decidimos dejar los abrigos en el guardarropa del lugar, así que los llevé. Estaba por regresar a donde había dejado a mi amigo cuando un chico tropezó conmigo y me mojó con la cerveza que traía en la mano. Muy apenado me ofreció disculpas y yo le dije q no había problema, pues ya qué algún día iba a sucederme algo así, el me dijo que me acompañaba al baño a limpiarme y fuimos. Mientras me lavaba me dijo q la cerveza no era suya sino para un amigo que le había pedido que fuera por una cerveza mientras él ligaba con un chavo, él accedió a regañadientes. Yo hice algún comentario que le pareció gracioso, supongo que era mi acento el que se escuchaba como para matarse de la risa. El mostró una hermosa sonrisa y tal vez era por todo el asunto de la cerveza pero no me había percatado que era bastante atractivo, y cuando lo vi sonreir hasta las piernas se me doblaron. Como siempre mi cerebro se aceleró y ya me veía con él pasando las navidades.
Cuando sonreía entrecerraba los ojos lo que hacia que su rostro pareciera el de un niño que no rompe un plato. Le agradecí que me acompañara al baño y le dije que podía regresar con sus amigos que yo me las arreglaba en adelante. Él volvió a ofrecer disculpas y se fue. Yo regresé con mi amigo y le comenté lo sucedido, claro yo defendí al muchcacho pues porque estaba oscuro y no me vió y pues al final resultó mejor de lo que esperaba porque sin querer había cruzado palabra con alguien que me había gustado mucho. Nan solo reía porque siempre decía que donde ponía el ojo ponía el padrote. Pero realmente me había gustado mucho aquél chico. Mientras bailabamos lo empecé a buscar con la mirada y lo encontré. Fue grato para mi el descrubrir que el también me estaba mirando. Y volvió a sonreir. Una sonrisa preciosa. Llena de carisma y muy seductora. Él era más alto que yo, su cabello ensortijado le llegaba casi a los hombros y su barba le quedaba muy bien. Bueno. al fin que pudo haberme tirado el barril completo de cerveza con tal de hablar más tiempo con él.
Llegó la madrugada y era hora de partir. Fuimos a recoger los abrigos y saliamos del lugar cuando el chico se acercó rapidamente hacia nosotros. Me preguntó mi nombre y le contesté. Nan se le quedaba viendo con cara de hazme un hijo y me pellizco. Le presente a Nan y el nos dijo su nombre. Se llamaba Lalo, bueno Eduardo, pero todos le decían Lalo, obviamente. Nos comentó que ellos tambén ya se iban y que si queríamos acompañarlos a seguir la fiesta. La verdad yo me moría por ir con él a donde quisiera, pero Nan pensaba que sería mejor irnos. Lo convencí de que fueramos un rato y salimos del lugar con los amigos de Lalo. Subimos al carro del amigo de Lalo y yo iba atrás con él y Nan a mi lado. Nan estaba algo preocupado y con razón pues la verdad no sabiamos para donde ibamos. De pronto Lalo me paso la mano por la nuca y me jaló hacia el. Me dijo al oido que le gustaba y que quería pasar la noche conmigo. Obviamente me emocioné y mire a Nan con una sonrisa de oreja a oreja. Él me miró fijamente y parpadeo un par de veces. No entendí si estaba perplejo o me estaba diciendo que tengo el sí muy flojo y eso lo decepcionaba. La verdad vi que de pronto se hacía ojitos con el chavo que estaba a su lado y de pronto ya estaba en las mismas que yo. Unos cuarenta minutos después estabamos en algún lugar del Estado de México llegando a un lugar desolado, era un bosque y el carro en el que ibamos se estacionó en lo que parecía una casa abandonada. Ahí es cuando pensamos que seríamos parte de un ritual satánico o algo parecido.
Otro carro llegó, bajaron sus ocupantes, entraron en la casa y encendieron las luces. De pronto sono música y pensamos que era la casa de retiro estpiritual de alguno de ellos (sarcásticamente). Entramos también y el lugar era algo espacioso, con dos cuartos y camas grandes. Estaba algo sucio porque se notaba que hacían fiestas seguido, Nan y yo nos quedamos parados unos cinco minutos hasta que Lalo vino por mi y Nan se puso a platicar con el chico que le había gustado. Luego de un rato Lalo me dijo si lo quería acompañar a uno de los cuartos, le dije que sí. Mire a Lalo y con la mirada le dije que iba a estar ocupado. Fuimos a la recámara y Lalo cerró y puso seguro. Todo iba bien, besos, caricias... bueno todo fue bien hasta que en el momento de tener relaciones le mostre un condón y el lo retiró. Queria sexo a pelo, fueron sus palabras. Yo le dije que no, que no podíamos hacerlo así, pero él no hacía caso y quería empezar a tener sexo. Me decía que era más rico, que lo disdrutaríamos más. Y yo le dije que no. Que la verdad me gustaba mucho pero que sin condón no había nada. Él se enojo, y me dijo que si no lo iba a hacer a pelo con él, que me fuera y me llevara a mi amigo si se iba a poner igual de mamón. Lo miré fijamente y esta vez no me devolvió ninguna sonrisa. Me vestí, y salí de la recamara. Busqué a Nan que estaba de arrumacos con el chavo que le había gustado y le dije que nos ibamos. Él se sorprendió y me dijo, quien nos va a llevar, le contesté que nadie. Que nos ibamos de ahí. Nan estaba sorprendido y me preguntó porqué, que le dijera lo que había pasado. Le dije en voz baja lo que sucedió y apenas terminaba de contarle cuando el lugar empezó a oler extraño. Nos dimos cuenta que estaban drogandose y supimos que iba a terminar mal si nos quedabamos ahí.
Lalo salió de la recamará se me quedó viendo y me dijo que no pensara que alguien nos iba a llevar, que si no quería pasarla bien con ellos pues que ninguno iba a mover un dedo. Nan entendió, me tomo de la mano y me dijo muy seguro de si mismo. ¡Vamonos!. Eran aproximadamente las cuatro de la mañana, faltaban unas dos horas para que amaneciera y no sabíamos donde estabamos, la carretera estaba algo lejos y estabamos en algún cerro perdido del Estado de Mexico. Bajamos agarrados de la mano y caminamos. Caminamos una media hora hasta dar con una carretera. Seguimos la orilla hasta que vimos un letrero que indicaba una estación de gasolina próxima. Caminamos y ahí preguntamos que tan lejos estabamos del df o si pasaba algún autobús que fuera para allá. La gente de allí nos dio indicaciones y llegamos al DF a eso de las 7 de la mañana. Le ofrecí disculpas a Nan y el sólo sonrió. Dijo que ya no deberíamos volver a hacer esas cosas, bueno, tal vez hasta el próximo mes que ya se nos haya bajado el susto......
RAN

VIERNES DE LA SUERTE

Últimamente he pensado que mi suerte cambia cuando llegan los viernes. Es común que la semana sea gris, pero por alguna razón siento que en viernes es cuando deben suceder las cosas que me levantan el ánimo. Sobre todo en esta última semana, el lunes me enteré gracias a Facebook que mi ex ya tenía galán, el martes al tratar de ir a cumplir una cita con un amigo a Coyoacán me quitan el celular, el miércoles llegué tarde a la escuela y el jueves mi ex me manda un correo diciendome que quiere verme, en viernes. Mi viernes.
Cuando pensaba que mi suerte tenía que cambiar. Lo primero que me pasó por la cabeza fue decirle que no, realmente ya no quería verlo pues consideraba que una relación que no funcionó en lo amoroso ya no puede funcionar en el plano de la amistad. La razón que él me daba para verlo era que su nuevo novio quería conocerme y que los tres fueramos amigos. Gracias a eso supuse que ya sabía como había terminado nuestra relación. Después de pensarlo mucho y hacer algunas llamadas a Cristina y Nan, mis mejores amigos, decidí aceptar. No porque fuera a demostrarles algo a ellos sino que pensaba que era un buen pretexto para salir en la noche y luego de cenar con esos dos, irme a divertir a algún otro lado. La cita era a las 9 de la noche en algún lugar de la Condesa donde si uno no lleva un mapa termina caminando en circulos sin dar con el lugar que se busca.
Decidí salir un par de horas antes para comprar una bufanda pues es Octubre, las noches son frias y mi garganta es delicada. Busqué y busqué hasta que encontre una muy linda que combinada con lo que traía puesto ese día. Planeé todo para Adeián, mi ex, se fijara que conservaba mi buen gusto y que no me sentía mal por haber terminado con él ni que me mostrara su nueva adquisición que yo sabía no duraría más de lo que dura un suspiro. Pensando que era viernes, mi viernes de la buena suerte, decidí tomar el metro para llegar a tiempo. No pude estar más equivocado. Los trenes llegaban muy atrasados y había mucha gente esperando, estuve casi media hora esperando a que llegara uno y no aparecía, estaban por dar las 9 y no tenía teléfono para avisar que llegaba retrasado. Trataba de no desesperarme y pensar que podía tomar un taxi para llegar, y estuve a punto de hacerlo cuando el viernes de la suerte regresó.... Iba a dar la vuelta y salir de la estación del metro, cuando alguien se me acercó y me preguntó a donde iba. Giré la cabeza y me dió mucho gusto lo que vi. A un lado de mi estaba un chavo que era de mi estatura, piel morena bronceada, un corte de cabello moderno, hermosa sonrisa, vestía muy bien, y por lo que veía era de mi edad aunque se notaba que hacía ejercicio. Le contesté lo obvio, que tenía que estar en la Condesa en quince minutos o antes. ÉL se me quedo viendo y sonrió. Yo quise sonreir pero la verdad no tenía motivo y pienso que el se dió cuenta de que se me hacía extraño que un desconocido me estuviera hablando.
Considerando que iba a ver a mi exnovio con su nueva pareja, pensé que hacerlos esperar tampoco estaría tan mal y sobre todo que el extraño que me hablaba era por mucho mejor que Adrián. Luego de sonreir, me dijo que el iba para allá a su casa que si quería podía acompañarme a tomar el taxi y podiamos compartirlo ya que parecía que el metro tardaría algo más. Ahí es cuando me imaginé flotando en el río, pero recordé que en el D.F. no hay ríos. Le dije que realmente prefería esperar el metro, tal vez ya había perdido mi celular pero no quería perder lo que llevaba para la cena. Esta vez rió y me dijo que no tuviera miedo que no me iba a hacer nada, que por alguna razón le había resultado curioso verme ahi parado sin que supiera que hacer, que se notaba que tenía prisa pero que no me decidía por salirme de ahí, entonces pensaba que necesitaba un empujoncito y el se ofrecía a darmelo. La verdad no sabía si eso era en doble sentido. Por alguna razón dejé de pensar y dije que estaba bien. Salimos del metro y me preguntó que a qué parte iba, le di la dirección y me dijo que él vivía cerca de ahí. Por cierto me dijo también que su nombre era Oliver y que tenía 26 años. Le dije mi nombre y mi edad y por alguna razón pareció gustarle algo de eso porque sorió con satisfacción como si eso era lo que esperaba escuchar. Luego de eso nos acercamos a la parada sin hablar, yo pensaba que decirle o preguntarle, pero al parecer se me había secado la materia gris, estaba algo nervioso y de pronto recordé que era viernes....¿ de la suerte?
Estaba a punto de preguntar algo cuando comenzó a decirme que había tenido una semana muy difícil pues había terminado con una relación de 3 años, únete al club pensé, y a parte había tenido que mudarse de departamento porque había estado viviendo con su pareja esos años y justamente ese viernes regresaba de casa de su ex para regresarle algunas cosas que se había llevado por error. Le dije que sabía por lo que estaba pasando. De pronto me dijo que había sido una semana difícil, pero que los viernes siempre traían algo diferente, la descarga de toda la semana y por eso para él el viernes era el día en que su humor mejoraba. Sí, le contesté, la suerte cambia. Tomamos el taxi y decidimos que yo bajaría primero, le di la dirección al taxista y en el transcurso me comentó que se dedicaba a dar clases en una escuela para extranjeros por lo que se la pasaba hablando en inglés, algo que la verdad yo no practicó, y que estaba de vacaciones hasta la siguiente semana. Yo le comenté que tomaba una especialidad y que vivía con un par de amigos que estudiaban cinematografía.
Ya casi llegando al lugar me preguntó si tenía novio, le dije que estaba por resucitarlo y luego le aclaré que no, que justamente iba a reunirme con mi ex y su nueva pareja. Él sequedó mirando hacia el frente como pensativo y ya no me dijo nada más. Llegamos al lugar y le dije que me había dado mucho gusto conocerlo y que me hubiese acompañado, el me pidió mi número telefónico y le dije que me lo habían robado y no tenía numero fijo en el departamento donde vivía, le di mi correo y el me dio el suyo, aunque pensé que no lo podría recordar y le di las gracias nuevamente. Salí del taxi y llegué al lugar con sólo 10 minutos de retraso, ofrecí disculpas por la tardanza y me saludé a Adrián y su pareja. Nos presentamos y decidí ordenar algo de tomar.
Estuvimos hablando unos veinte minutos y de pronto algo me hizo voltear hacia la entrada del restaurante y vi a Oliver justo ahí buscando con la mirada a alguien. Me vió, sonrió y me saludó con la mano, se acercó y saludó a Adrián y a su novio. Yo estaba algo sorprendido y rápido reaccioné y los presenté formalmente y le pregunté a Oliver si iba a cenar con amigos. La verdad, me respondió, venía a verte a ti y esperaba poder estar aqui contigo. La única reacción que tuve, fue mirar fijamente a Adrián y parpadear, creo que eso reflejaba mi desconcierto. Le dije que yo no tenía ningún problema con que se uniera a la cena y Adrián y su novio tampoco. Durante la cena, Oliver platicó muchas anegdotas graciosas, habló de sus viajes, de su familia, y también escuchaba con atención lo que nosotros decíamos. Por cierto, les contamos que apenas nos habíamos conocido en el metro y yo comenté que se me hacía raro que le hubiera caido bien, si apenas y había hablado. Volvió a sonreir y sólo dijo que le había gustado mucho y eso le bastaba para volverme a ver. Esta vez vi al novio de Adrián fijamente y parpadee un par de veces, con lo que volví a demostrar mi desconcierto. Yo no sabía que responder, bueno si sabía, quería decirle que me encantó con solo verlo la primera vez, pero la verdad sentía la mirada de Adrián y su novio y me incomodaba que estuvieran ahí.
Me hubiera gustado ser como Oliver, decir las cosas como son, sin temor a lo que hay al rededor. Lo único que pude hacer fue sonreir y aproveché a que el bajó su mano y se la agarré fuertemente, el me miró y pareció que me iba a besar. Pero se contuvo, sabía que no estaba en una posición muy cómoda. La cena siguió muy amena y al final nos despedimos de Adrián y su novio, el cual me pareció muy lindo. Oliver y yo caminamos por la condesa, en algún momento se detuvo, me agarro del brazo, me besó y me invitó a su departamento, yo dije que sí. Eran la una de la mañana, ya era sábado y el viernes había sido más que buena suerte había sido destino.
RAN

INVITACIÓN

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