miércoles, 7 de octubre de 2009

NO SIN MIS ZAPATOS

A veces me pregunto si entre dos hombres puede existir más drama que en una pareja heterosexual. Siempre he considerado que las mujeres son más listas que los hombres y una que otra amiga me ha contado como manipula y seduce a sus novios. En el caso de dos hombres la tensíon es diferente, yo opino que es más salvaje e instintivo, tal vez sea por la gran carga de testosterona que existe en el ambiente. Algo es cierto, una vez que se logran superar los pleitos que nacen del orgullo y la necedad se establece un diálogo mucho más honesto y sincero y se establece un compromiso mucho más sólido.
Ya ha pasado algo más de un mes desde que empecé a salir con Oliver y ha sido la mejor relación en la que he estado hasta ahora. Se preocupa mucho por mi y a pesar de que pasamos horas hablando ninguno se ha aburrido de escuchar al otro. Unos días antes de que cumplieramos el mes me acompañó a comprar un celular para reponer el que me habían robado y también aproveché a comprar unos zapatos que me gustaron mucho, eran costosos pero creo valían la pena, además pensaba usarlos para celebrar nuestros 30 días juntos. Le comenté que me gustaría preparar una cena ese día y el aceptó. Cayó en sábado y yo me levanté temprano para ir a comprar lo que necesitaría para preparar la cena. Mientras hacía las compras me llegó un mensaje de texto al celular. Hola, oye necesito pedirte un favor, ¿estás ocupado?, ¿te puedo hablar? Soy Adrián. En ese momento pensé que había sido un tonto al poner mi número en el MSN, ahora mi nuevo amigo y exnovio me podía localizar en cualquier lugar, desde el día en que habiamos ido a cenar el se dedicaba constantemente a mandarme correos para quedar alguna noche y salir en una cena de parejas, la verdad yo no tenía muchas ganas de establecer una gran amistad con él y su novio.
Decidí contestarle con otro mensaje. ¿Qué necesitas? ¿Estás bien?. Luego de unos cinco minutos llegó la respuesta. Amor, puedo hablarte para decirte bien y ver si me puede ayudar. ¿Amor?. El acostumbraba a decirme así cuando eramos novios, pero ahora sólo eramos amigos, la verdad creí que sólo lo hacía por molestar asi que le conteste. Como quieras, yo estoy haciendo compras, decía mi mensaje. El me llamó y me comentó que a su novio lo iban a promover en la empresa donde trabajaba y que harían una cena de gala para hacer entrega del nuevo puesto, a mi me pareció de lo más aburrido y cursi, pero por suerte no tenía nada que ver conmigo hasta que me pidió encarecidamente que lo acompañara a conseguir su traje para esa noche. Él siempre había admitido que yo cuidaba mucho mi guardaropa y que tenía muy buen gusto para vestir y que en el tiempo que yo había estado con él había logrado escoger mejor su atuendo, pero creía que para esta ocasión necesitaria mi ayuda para escoger el traje adecuado. Luego de hacerme de rogar le dije que lo acompañaría pero tenía que pedir permiso a Oliver. Pensaba que tal vez él tenía algo preparado para el Domingo. Nos despedimos por teléfono y yo terminé de hacer las compras para la cena.
Me fui a mi casa a cambiar, me puse mis zapatos nuevos, me arreglé lo suficientemente bien y salí hacia el departamento de mi novio. Cuando llegué él ya estaba arreglado y se veía muy apuesto como si fueramos a salir a un lujoso restaurante, de pronto pensé que hubiera sido genial ir a comer fuera así podría presumirlo, pero ya había comprado las cosas. Me dijo si necesitaba ayuda y yo le dije que me podía ayudar colocando la mesa antes de servir la cena. Estuvimos platicando mientras yo cocinaba, y de tanto estar parado decidí quitarme mis zapatos nuevos y ponerme sus pantuflas que eran mas cómodas, también dejé mi celular en el sofá y se me olvido que lo había puesto ahí. Estaba hirviendo unas verduras que usaría como guarnición cuando los reclamos comenzaron.....
Oliver se había ido a sentar al sofá y vi que jugaba con algo, de pronto vi que se levantó, se dirigió al refrigerador y se sirvió un vaso con agua. Luego de beber un poco se me quedó viendo y muy serio y con una voz entre enojado y afligido me pregunto si lo estaba engañando. Yo sólo abrí la olla donde se hervían las verduras mientras pensaba cómo era posible que me preguntara eso y en que momento se le ocurrio entre estar sentado en el sofá y servirse un vaso con agua. De pronto sacó mi celular de su bolsillo y me empezó a leer el mensaje de Adrián. Recalcó la palabra Amor. Empezó a preguntarme si aún lo veía, que si yo lo estaba engañando a él y Adrián a su novio, que cómo era posible y porqué le hacía eso. Que el me amaba y que no me creía capaz de hacer algo así. Yo le respondí que no era lo que el creía, que él sólo quería que yo lo acompañara el Domingo para ir a escoger un traje para la cena a la que iban a asistir él y su novio y que se me había olvidado comentarle. Pero, ¿porqué amor?, ¿tú sigues siendo su amor?. Le dije que yo no sabía porqué el seguía diciendome así y que suponía que aún me tenía cariño. Él no lo aceptaba.
Yo le decía que estaba exagerando y que eso le pasba por revisar cosas privadas, que no tenía porque espiar en mis mensajes pues podría pasar que el malinterpretaría alguno de esos textos. Le dije que tenía que haber cierto respeto de la privacidad. Él sacó su celular y lo puso frente a mi. Toma, revisa el mio, yo no te oculto nada y no existe nada mio que tu no puedas tener, no tengo nada que ocultarte. Yo le dije que no era necesario, que yo confiaba en él y que respetaba sus cosas. Le dije que mejor me regresara mi celular y olvidaramos todo, que si le molestaba tanto que cancelaría lo de Adrián. El seguía enojado y se quedó ahí con mi celular en la mano, yo le dije que si no me lo iba a dar se lo quitaría ytraté de arrebatarselo. El levantó la mano y me evadía para que no se lo quitara. No em decía nada, no sabía si seguía enojado y sólo se burlaba de mi, pero me estaba sacando de quicio. Vamso ya damelo, me estás haciendo enojar y no quiero enojarme contigo. Él ya no decía nada y parecía que disfrutaba el pensar que le suplicaba por mi celular. Me enoje y forcejee con él para quitarle el celular, agarre su muñeca con mis dos manos y se la aprete fuertemente, estuvimos forcejeando y el solto el celular pero salió volando y cayó justamente en la olla que había dejado abierta de las verduras.
Yo sólo me quede viendo la olla, me acerqué, apagué la estufa y llevé la olla al fregadero para tirar el agua caliente y poder tomar el celular, mi celular nuevo que apenas tenía unos días de uso. Me volteé hacia él y me le quedé viendo. Pude ver en su rostro que estaba apenado y que ya no estaba enojado. Yo quería decirle muchas cosas pero no podía, sentía las palabras atoradas en la garganta y no sabía si era por coraje o por verlo ahí parado con cara de arrepentido, su cara se veía tan linda que me impedía decirle algo. De pronto vi que una lágrima escurrió por su mejilla y masculló un lo siento, dió media vuelta y se fue a su reacámara. Yo me quedé ahí viendo lo que había hecho de cena y sólo suspiré y fui tras él.
Me quedé viendolo en la entrada de su alcoba, él estaba acostado en posición fetal viendo hacia la pared, me daba la espalda. De pronto escuché que sollozaba y me dijo que no sabía que le había pasado, que lo disculpara por perder el control y comportarse como un tonto y que me compraría un celular nuevo. Yo no sabía que decir, la verdad yo también me comporté como tonto y no supe manejar la situación, además el pleito parecia de niños chiquitos. Se volteó y me dio la cara, tenía los ojos rojos y me dijo que no quería perderme y que por eso se puso celoso, porque no tenía mucho de haberme encontrado y se le hacía impensable el que yo lo dejara y se quedara sólo de nuevo.
Su rostro parecía el de un niño que ha sido regañado, se veía hermoso de esa manera y yo no sabpia que decir y no podía moverme, me había quedado sembrado ahí en la puerta. Pensé que debía guardar las cosas que usé para cocinar, no sé porque en ese momento me ponía a pensar en la comida pero supongo que lo sentía como mi responsabilidad. No me dejes, me dijo mientras yo me giraba y extendió su mano hacia mi. Di un paso atrás, giré y fui hacia la cama, lo abracé y lo besé. No seas tonto, sólo iba a la cocina a guardar las cosas. Perdóname, perdóname por no decirte lo de Adrián, pero creeme yo ya no tengo nada que ver con él, la verdad ya no quiero volverlo a ver pero el insistió. Perdóname mi amor, fue lo que le dije. ¿No me vas a dejar?, me preguntó. Yo reí. Ni loco te dejo, además cómo crees que me voy a ir, y le señalé hacia mis pies para que viera sus pantuflas que yo traía puestas. Claro que no me voy, no sin mi zapatos, entonces le sonreí. Y el me sonrió. Nos besamos y nos quedamos abrazados hasta que el me dijo, tengo hambre, ¿ya vamos a cenar?. Sí le respondí, te toca poner la mesa.
RAN

No hay comentarios:

Publicar un comentario